Aprovechamos la presa de Nag Hammadi para cruzar el Nilo y tomar la carretera que, paralela al río y sus canales nos acercará a Abydos.
En el puesto de control de la presa, los vigilantes han hecho una apuesta respecto a nuestra ruta. Una vez confirmada, el ganador repite en voz alta los nombres (Abydos, Sohag...) con jolgorio, mientras el resto mira compungido.
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